Una perrita joven, a punto de dar a luz en cualquier momento, vio cómo su vida cambiaba cuando un transeúnte se detuvo y notó su figura quieta junto al camino, su vientre hinchado y sus ojos cansados.
Este buen samaritano no pasó de largo. En su lugar, solicitó ayuda a un centro de rescate de animales local.
Los animales callejeros a menudo enfrentan una vida difícil de abandono, hambre y tristeza, un ciclo que se agrava por la falta de esterilización y castración. Esto conduce a que nazcan más animales sin hogar, sin el cuidado de un dueño responsable.
El llamado de auxilio llegó a los Guardianes de todos los sin voz. Rápidamente se reunió un equipo de rescate y se dirigió al lugar donde se reportó el perro.
Al llegar al lugar, se encontraron con una visión desgarradora: una pequeña perrita blanca apenas sosteniéndose, jadeando con la lengua afuera y con la energía casi agotada.
Al darse cuenta del terrible estado en el que se encontraba ella, junto con sus cachorros por nacer, los rescatistas supieron que tenían que actuar rápido.
La llevaron rápidamente al veterinario, profundamente preocupados por ella y su camada. Estaba evidentemente angustiada y sufriendo mucho.
El equipo médico trabajó rápidamente para enfriarla y brindarle los tratamientos necesarios, notando que tenía una fiebre alarmante que amenazaba su vida y la de su camada.
A pesar de su frágil estado, ahora estaba en manos de un equipo dedicado. Le administraron líquidos y medicamentos por vía intravenosa, estabilizando su condición.
La mayor preocupación era su incapacidad para mover las piernas y la incertidumbre que rodeaba la salud de sus cachorros.
Pero la vida se aferró. Ella dio a luz a siete cachorros en los días siguientes, aunque trágicamente dos no sobrevivieron.
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El dolor era palpable, pero el equipo de rescate estaba agradecido de haber podido salvar a la madre y al resto de su camada a tiempo.
Los Guardianes de Todos los Sin Voz trasladaron a la familia a un hogar de acogida, donde comenzaron a prosperar. La madre perro empezó a caminar de nuevo, mostrando una increíble recuperación.
Tan solo seis días después del rescate, ya no necesitaba ayuda médica. Estaba comiendo bien y su naturaleza gentil y dulce brillaba.
La noticia de su historia se difundió, tocó corazones y llevó a que almas bondadosas se acercaran para adorar a los cachorros y a la admirable madre, que continuó sorprendiendo a todos con su resistencia.
La alegría de la madre perra era evidente mientras veía crecer a sus cachorros, sin perder nunca la oportunidad de colmarlos de amor.
Puede que sus comienzos no hayan sido en un hogar de crianza, pero parece que las estrellas de sus cachorros se están alineando para un futuro mejor.