Es el destino más difícil que pueden experimentar, pero lamentablemente muchos perros se quedan en las calles luchando por sobrevivir solos. Aunque ya están acostumbrados a este tipo de escenas, varios amantes de los perros tuvieron que detenerse al ver a un perro en la acera que se encontraba en muy malas condiciones.
Tenía los ojos llenos de cansancio y su gran barriga le dificultaba moverse mientras intentaba acercarse a todos y pedir ayuda. Cuando estas personas se acercaron a ella, vieron que la perra estaba muy preñada.
Inmediatamente inspeccionaron su cuerpo y encontraron un mensaje en su cuello, dejado por su dueño. Cuando lo leyeron, todo les quedó claro.
Esta pobre madre perra alguna vez vivió feliz en un hogar cálido con su persona favorita. Lamentablemente, cuando quedó embarazada, su dueño ya no pudo cuidar de ella y de sus hijos, así que dejó el mensaje con la esperanza de que alguien la ayudara.
Su desafortunado destino les rompió el corazón y estas buenas personas no tuvieron otra opción que actuar rápidamente. Cuando la llevaron al veterinario para que la examinaran, los resultados mostraron que estaba embarazada de hasta 11 cachorros. Estaba a punto de dar a luz en tan solo unos días.
Debido a que su salud no era buena en ese momento por falta de nutrientes, ese día la dejaron en el hospital. Mientras tanto, el médico les dio instrucciones sobre cómo cuidarla cuando fuera dada de alta.
Cuando llegó a casa, compraron todo lo necesario, incluida una cama grande y una manta gruesa y cálida. A la perrita no le faltaba nada y la colmaron de mucho amor para que se sintiera lo mejor posible cuando llegara el momento de la llegada de sus hijos.
Después de cinco días, finalmente llegó el momento de su mayor alegría. Uno a uno, cada bebé vio la luz del día y esa mañana nacieron cinco cachorros.
La madre perra estaba muy agotada, pero después de ver a sus hijos, todo su mundo, le dio la energía necesaria para pasar por todo esto. Cada cachorrito le daba un nuevo motivo para continuar, y mientras los colmaba de besos, no quitaba la sonrisa de su rostro.
Después de que ella los alimentó y disfrutó de su presencia, llegó el momento de que los otros cachorros vinieran a este mundo. Esa tarde nacieron cinco bebés más y la felicidad de la madre no tuvo fin.
El cachorro restante todavía se negaba a salir, pero no se rindió, y ese momento mágico finalmente ocurrió alrededor de las 8 pm. Los 11 bebés peludos finalmente estaban juntos en un solo lugar, y sus rescatadores pudieron disfrutar de las conmovedoras escenas de una gran familia feliz.
Todos estaban sanos y comían bien, pero como eran tantos, la madre no tenía suficiente leche para alimentarlos a todos. Afortunadamente, sus salvadores intervinieron nuevamente y les proporcionaron leche del exterior, que era muy nutritiva.
Durante este tiempo, la cansada madre finalmente pudo descansar un poco e inmediatamente se quedó dormida después de acostarse en su cálida cama.
Estas personas hicieron un gran trabajo limpiando a fondo a todos los cachorros y alimentándolos con leche cada dos horas, pero también tenían su propio trabajo. Sin embargo, después de terminarlo, rápidamente regresaron a visitar a la madre perra, que estaba descansando en la habitación.
Cuando los vio, se emocionó, saltando alrededor de ellos y colmándolos de muchos besos. Pero lo que más deseaba en ese momento era ver a sus hijos que estaban en la otra habitación.
Sus rescatistas le concedieron su deseo de inmediato y la llevaron con sus bebés. Cuando finalmente pudo besar a cada uno de ellos, estaba tan feliz que no podía dejar de mover la cola. Eran todo su mundo.
Poco a poco, con mucho amor tanto de su madre como de sus salvadores, estos cachorritos fueron creciendo felices. En apenas unas semanas eran mucho más grandes y poco a poco empezaron a separarse de su madre y de la leche con la que eran alimentados.
Después de 50 días de feliz infancia en los que no les faltó nada, especialmente amor y atención, ahora eran unos niños grandes. Once nuevas vidas estaban listas para emprender once nuevas aventuras y solo el cielo era su límite.
Mientras tanto, su madre también estaba completamente feliz y sana, y lo que le daba mayor fortaleza era la alegría en los ojos de sus hijos.
No hay mayor recompensa para una madre que esa, y el estado en el que se encontraba al principio le da otra dimensión a esta conmovedora historia.