Hace apenas 10 días, este pobre perro estaba al borde de la muerte, sin fuerzas y sin haber comido nada durante más de una semana. Su apariencia era tan desoladora que, al principio, pensé que era solo un objeto inanimado.
Con menos de 4 kilogramos de peso, su cuerpo era solo piel y huesos. Este era uno de los casos más extremos de desnutrición que nuestro equipo de rescate había encontrado. Su piel estaba llena de llagas y sufría de una infestación de pulgas que lo dejó con manchas rojas y hinchadas por todo el cuerpo.
Después de pasar 10 días en el hospital recibiendo nutrientes intravenosos y acostumbrándose a comer alimentos sólidos, finalmente fue dado de alta y regresó bajo el cuidado de nuestro equipo.
Los primeros días en casa, apenas se movía y pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo. Lo llevé junto a la ventana para que pudiera sentir los rayos cálidos del sol. Además, lo bañé y conversé con él todos los días.
Después de una semana, su piel comenzó a sanar y su pelaje empezó a crecer de nuevo. Poco a poco, pudo levantarse y caminar. Aunque todavía mostraba algo de miedo al salir a la calle, cada día se volvía más valiente y más juguetón.
Pasamos tiempo paseando juntos cada tarde, lo que ayudó a fortalecer su salud y mejorar su estado de ánimo. Incluso no teníamos un collar que se ajustara a su tamaño, pero eso no impidió su progreso.
Estas fotos muestran su increíble transformación después de un año viviendo con nosotros. Es difícil creer que este sea el mismo perro que encontramos al borde de la muerte. Pero gracias al tiempo y al amor, ha experimentado una metamorfosis completa y ahora luce hermoso.