En un trágico incidente, Munna, un valiente perrito, resultó gravemente herido al intentar cruzar la carretera. Al llegar al lugar, nos encontramos con un escenario desolador: Munna yacía desorientado, incapaz de moverse, con signos evidentes de un golpe fuerte. Aunque consciente, no estaba claro si comprendía lo que sucedía a su alrededor.
Con gran cuidado, lo llevamos a la mesa de tratamiento. A pesar de no tener fracturas, Munna seguía desorientado. Para su seguridad, le colocamos un bozal de plástico ante la posibilidad de despertar asustado, le administramos líquidos por vía intravenosa y seguimos nuestro protocolo estándar para traumas, seguido de tranquilidad y descanso.
Durante los primeros dos días, Munna pasó la mayor parte del tiempo durmiendo. Sin embargo, en el tercer día, logró ponerse en posición de cúbito y mostró entusiasmo al comer. Fue entonces cuando Munna nos demostró que iba a superar este desafío. ¡Y vaya si lo hizo! En tan solo dos semanas, Munna recuperó el cien por ciento de su vitalidad.
Lo vacunamos al ingresar y, una vez recuperado, lo sometimos a una cirugía de esterilización. Munna es ahora un encantador amigo que, de no ser por el rescate de emergencia, probablemente habría perdido la vida debido a la deshidratación y la exposición. Su historia es un testimonio conmovedor de resiliencia y cuidado compasivo.