Vivir una vida de soledad es una experiencia increíblemente triste. Muchos perros, por la irresponsabilidad y descuido de las personas, pasan años solos, sin atenciones, sin el cariño que necesitan. Es aún más terrible que una gran cantidad de perros dejen su difícil y triste vida en la misma soledad. Son pocos los que sienten al menos un poco de felicidad al final de una vida triste.
Una mujer que trabajaba cerca de un almacén notó un perro viejo que aparentemente no tenía dueño. Ella informó a la organización Hope for Paws, quienes fueron a llevarse al perro. Encontraron fácilmente al perro tirado debajo de uno de los muchos contenedores. Descubrieron que el perro llevaba años en la calle y que los únicos cuidados que le prestaban ocasionalmente eran algunos de los camioneros que llegaban allí por negocios.
Durante la investigación, se dieron cuenta de que el perro al que llamaron Fini llevaba casi 10 años en la calle. Tenía esa edad, lo que significaba que pasó casi toda su vida en soledad y sin un verdadero hogar. Durante el examen, se descubrió que ella también tenía una vieja lesión en la espalda que le causaba un dolor constante. En algún momento, fue atropellada por un automóvil o un camión, pero nadie le brindó la ayuda adecuada. Además, hace varios años perdió el ojo derecho en un accidente.
En el refugio comenzó una larga y dolorosa recuperación. Finny desconfiaba mucho de la gente. La vida le ha enseñado que la gente no debe ni debe confiar. Ha sido traicionada demasiadas veces. Los rescatistas hicieron todo lo que pudieron. Fueron pacientes, amables y atentos. Finny empezó a creer. Comenzó a relajarse y después de varios meses hizo amigos en quienes confiaba plenamente.
Debido a su edad, no pudo conseguir un nuevo hogar. El primer hogar donde se sentiría querida y amada. Nadie la quería. Pero fini finalmente fue feliz. Las personas que la salvaron no se dieron por vencidas. Ella era una mascota en el refugio, consiguió un lugar especial. Podía disfrutar tumbada frente a la chimenea, que por fin le daba calor a su cuerpo. Podría yacer en paz y tranquilidad rodeada de amor.
Cinco meses después, fue frente a esa chimenea donde Finny cerró los ojos por última vez. Dejó un mundo que no le trajo nada bueno… excepto los últimos meses. Finny no fue solo.