Al mirarla a los ojos, es evidente que esta perrita, a la que llamaremos Milagritos, ha enfrentado décadas de sufrimiento. Su cuerpo muestra tirones nerviosos involuntarios, señales de una batalla constante. El moquillo, una enfermedad devastadora que afecta todo el sistema nervioso, ha dejado huellas profundas en su ser.
El impacto de su sufrimiento se escuchó en sus gritos, se vio reflejado en su rostro, rompiendo corazones en pedazos. Caminó sola por un largo camino, sin que nadie notara su dolor, sin que nadie escuchara los latidos de su corazón solitario.
Al conocer su historia, decidimos llamarla Milagritos. Los médicos estiman que tiene alrededor de 9 años, aunque su cuerpo refleja el desgaste de décadas de dificultades. Delgada y llena de miedo, llegó a nosotros en busca de un cambio, y estábamos decididos a brindarle todo lo que nunca había tenido.
Internada en la Clínica Veterinaria Servivet, Milagritos recibió una atención médica integral. Ecografías revelaron el estado de su vesícula, radiografías exploraron sus caderas y patas traseras, buscando explicaciones para su cojera. Las pruebas de distracción y análisis de sangre proporcionaron más información sobre su condición.
A pesar de sufrir de una condición neurológica, las radiografías mostraron la fortuna de no tener huesos rotos. Los médicos recomendaron un tratamiento para mejorar sus convulsiones, y así comenzó la misión de curar cada parte de su cuerpo en sus últimos años.
Desde entonces, mi vida con Milagritos ha sido una experiencia gratificante. Cada día, la cuidamos con esmero, ofreciéndole el descanso que siempre mereció. A cambio, recibimos su amor sincero y lealtad absoluta. Milagritos, con sus 10 años, es más que una mascota; es una compañera increíble que ha dejado una huella imborrable en mi corazón.